martes, 3 de mayo de 2016

Cristina de Pizán

(Entrada orginalmente publicada en plushitoria)


Recuerdo un día de clase en el que se me ocurrió preguntar si no había historiadores mujeres. Y me respondieron que no.

Pobre de mí que al principio me lo creí al pie de la letra. Pero por fortuna, un libro llamado “Las olvidadas” cayó en mis manos. Su lectura me descubrió varias vidas de mujeres que se salían del molde.

Cristina de Pizan fue una de ellas.
 https://www.nwhm.org/media/category/support/depizan/christine.jpg

Nacida en el  siglo XIV en el seno de una familia veneciana acomodada fue filósofa, poeta humanista e historiadora.
¿Cómo pudo ser? ¿Cómo pudo una mujer llegar a alcanzar tal cultura?
Como era tradición entre las familias acomodadas, fue casada con quince años con el secretario del rey de Francia, tras la prematura muerte de su esposo se quedó a cargo de su madre, de sus tres hijos y de una sobrina.
Acosada por los prestamistas de su difundo marido, encontró refugio en la biblioteca del palacio real de Carlos V. Y fue ahí donde decidió escribir, primero sobre el amor y luego sobre el desamor, para sacar adelante a su extensa familia.
Algunos se atreven a definirla como la primera feminista por defender la igualdad intelectual de las mujeres en numerosas cartas que dedicaba a sus detractores o reyes; principalmente al autor de “La novela de la Rosa.” (Obra de corte misógino)
Pero Cristina de Pizan no encontró solo detractores en sus contemporáneos masculinos, su producción literaria alcanzó tal éxito que la misma Casa Real Francesa le pidió una biografía sobre la vida y obra del difunto Carlos V.
 Sus últimas obras recogen la vida de otra mujer extraordinaria; Juana de Arco, sentenciada a morir en la hoguera por “osar llevar ropaje masculino, ofendiendo con ello a Dios y rompiendo el orden que él creó.”
En conclusión, además de tener una cultura superior a la de muchos hombres, fue admirada por nobles de ambos sexos y pudo mantener, gracias a la calidad de su producción literaria a su familia, pese a los innumerables intentos de que dejara de escribir o de desprestigiarse su obra.

Obras:
-La ciudad de las damas.
-La rosa y el príncipe.
-La mutación de la fortuna.
-Epístola a la reina Isabel.

Pero claro; para los libros de texto, las mujeres no hicieron nada.

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